
En la estación en que los girasoles susurran
Después de tres años, volví a recibí una llamada de mi hermana. “Yunjae, papá… murió… ¿no vas a venir?” No me dieron ni ganas de llorar. Después de todo, él ni siquiera era mi verdadero padre. Volví a la casa de mi infancia en un caluroso día de verano. Y mi hermana, a quien vi después de tanto tiempo, seguía siendo tan frágil y hermosa como siempre. Sé que esto que siento debo ocultarlo a toda costa. Pero no es tan fácil como quisiera. “Lo siento, Yunjae… Lamento ser tu hermana… siendo alguien tan sucia como yo.”